martes, 12 de enero de 2010

Ricardo Fort: el querible


Por Marcelo Alejandro Rock

¿Cómo es que un tipo como Ricardo Fort puede ser el objeto de amor de muchos? En principio no lo sabemos. Indaguemos un poco.
Un hombre que ordena con el dedo, y patovicas en numero de tres o cuatro se apresuran a corresponderle; un señor operado que tiene fierros en la cara, colageno, que ostenta un cuerpo severamente particular, exuberantemente extraño. De pectorales sobresalientes, de mentón simétricamente artificial y moustroso. De malos tratos, palabras vacuas, mirada soberbia y fingida. Que se comunica de soslayo, y se viste con ostentaciones. Este hombre es querible. Querible, terrible, horrible: mucha “gente” le tiene aprecio. Es un factum
¿Por qué? Podemos superficialmente suponer que es el objeto que tomamos como ideal. ¡Allí queremos llegar! ¡Gracias Tinelli por mostrarnos la meta, gracias por conducirnos por el fácil y espacioso sendero del éxito! En esta persona se concentran todos los anhelos del ser humano, del ser burgues que no se ha desarrollado aun. Como la autoconciencia que es para si misma, y que nosotros los esclavos contemplamos deseantes. Es este sujeto la encarnación del Hombre, es la cumbre del progreso encarnada en unos cuantos kilos de materia movediza y errante. Es la frutilla que corona los esfuerzos de la humanidad, el devenir incesante hacia mejor de la especie. ¡Nada de eso!
Ricardo Fort es la pobre criatura humana agobiada bajo el peso de la existencia, del tercer mundo, del sinsentido y la nausea su amiga. En sus ojos en verdad tristes, tras esa mirada de emanaciones vanidosas y de ímpetu firmemente determinante esta allí escondido el ser, temeroso. Acurrucado bajo la sabana de la identidad, bajo las múltiples y coloridas frazadas que son los roles. Aquí no es la envidia compañera del cariño, sino más bien la compasión. Y no váyase a creer que es compasión por él. La compasión es por uno mismo en el otro. En esa mascarada plástica habita la especie, que es nuestra especie…
Ricardo baila y canta, intenta, progresa, cae, es ridiculo, se levanta, es ridículo de nuevo, triunfa y se levanta, pelea, grita, llora. La humanidad toda, la humanidad posmoderna occidental habita en ti, ¡oh Ricardo, malviviente de tanto dinero acumulado por otro! El nihilismo se hace colágeno en ti, ¡Oh triste camarada que has perdido el rumbo! ¿Por qué no has gritado aun?, ¿Qué es lo que ven los demás en ti sino a la indefensa criatura humana posmoderna sollozando ruidosamente temerosa del nihilismo que la asfixia y la anula?, ¿Qué otra cosa es la atención que se te presta mas que el ultimo respeto a la triste humanidad empobrecida que aun así merece ser y de hecho es, amada?...
Humanidad en Ricardo Fort: ¡te queremos!

1 comentario:

  1. Buenísimo Marce, y con tu estilo inconfundible. Me extendería más, pero justo estan pasando imágenes del reality de Ricky y no quiero perdermelas!jajajaj

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